Observatorio de la Dehesa

Comienza la recolección para el Banco de Semillas de la Dehesa

7 de julio

¡Estamos en plena actividad! En este artículo te contamos cuáles son los pasos que seguimos a la hora de incorporar nuevas semillas a nuestro banco de germoplasma.

El verano es la época de fructificación y maduración de las semillas de muchas especies de plantas de la dehesa, y por tanto es el momento idóneo para realizar las labores de recolección.

 

Existen distintos tipos de bancos de semillas en función de sus objetivos y del material que se desee conservar: forestales, agroalimentarios, y de especies silvestres. El Banco de Semillas de la Dehesa se enmarca principalmente en este último, ya que nuestra prioridad es conservar el germoplasma de las especies típicas de la dehesa – árboles, arbustos y herbáceas- con la mayor diversidad posible.

 

En el caso del estrato arbóreo, las semillas de las especies más características (encinas, alcornoques y otros) son recalcitrantes. Esto significa que pierden su viabilidad al secarse, por lo que no se pueden conservar a largo plazo en el banco. En el caso de las semillas del estrato arbustivo y herbáceo la conservación ex situ no suele presentar tantos problemas. Conviene recalcar aquí que, a pesar de que a nivel de manejo se tiende a evitar la propagación de ciertos matorrales como la jara pringosa, nuestro fin último es conservar toda la diversidad vegetal de la dehesa, por lo que no excluimos a ninguna especie de nuestros muestreos.

 

El estrato herbáceo es, sin duda, el que presenta una mayor riqueza, y debemos recolectar la mayor cantidad de ejemplares posible. Además de la conservación de esta extraordinaria biodiversidad, una de las posibles aplicaciones de estas semillas sería su uso para la mejora de pastos, ya que están adaptadas a las condiciones ambientales de la zona.

 

Cómo programar nuestras actividades

 

Antes de salir al campo, es necesario dedicar un tiempo a planificar los muestreos. Esto incluye la consulta bibliográfica para localizar las poblaciones de las especies que nos interesan y recolectar muestras en distintas localidades. “Es conveniente realizar varias visitas a lo largo del año para identificar los momentos de floración y fructificación, recoger ejemplares para su identificación, contar el número de individuos, etc.”, explica Silvia Sánchez, responsable del Bando de Semillas de la Dehesa. Hay que tener en cuenta que muchas veces la maduración de las semillas se produce de forma escalonada y es necesario realizar varias visitas para realizar la recolección en el momento óptimo.

 

También es importante informarse sobre los permisos necesarios, en su caso, para la recolección. A partir de la Convención sobre la Diversidad Biológica de 1992, muchos países tienen iniciativas legales para regular el acceso a los recursos genéticos. A nivel general, en España la normativa de referencia es el Decreto 124/2017, de 24 de febrero.

 

Disponemos de una ficha de recolección donde figura información sobre la especie, la población y el área de muestreo. Se deben incluir datos geográficos, presencia de posibles microhábitats, uso del espacio e incluso medidas de protección existentes. Es conveniente incluir el número de individuos de los que se ha recolectado material y la cantidad obtenida de cada uno de ellos, además de la metodología de muestreo. No hay que dudar en añadir cualquier otro dato de interés que consideremos útil para el banco de germoplasma.

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Objetivos de la recolección de semillas

 

En nuestro caso, el objetivo de la recolección es obtener muestras de semillas de alta calidad, en las que se debe capturar la diversidad genética de la población muestreada. A la hora de diseñar el muestreo, debemos tener en cuenta estos fines, así como toda la información sobre las poblaciones que hemos reunido previamente.

 

“Intentamos recolectar semillas del mayor número de ejemplares para tener representada toda esa diversidad genética”, indica Silvia. “Es importante conocer la distribución de los individuos dentro de la población. Por ejemplo, si los ejemplares están dispersos se pueden seguir transectos y recolectar en los pies de planta que encontremos”. Excepto en casos de poblaciones amenazadas, también se puede recolectar una muestra de planta para el herbario. Lo ideal es obtener muestras completas (flores, frutos, partes vegetativas y raíces. Con respecto a las plantas amenazadas, además, solo recogemos el 5 % de las semillas para no contribuir a su extinción.

En el laboratorio…

 

Es importante evitar que las semillas se estropeen una vez recolectadas, por lo que debemos procurar conservarlas, hasta su llegada al banco de germoplasma, en un lugar fresco, ventilado y alejado de la exposición directa al sol. Las semillas y frutos se guardarán en sobres de papel (nunca de plástico, ya que se debe permitir la transpiración) cerrados para evitar la contaminación de las muestras.

 

Una vez en el laboratorio, comienza la fase de procesado de los frutos y las semillas. Aquí los procedimientos son muy variables, por ejemplo en función de si los frutos son secos o carnosos, pero siempre incluirán la limpieza de desechos vegetales y material inerte (piedrecillas, granos de arena). Después, se debe respetar un periodo de cuarentena: “Normalmente están quince días, esto sirve para homogeneizar la maduración y condiciones de humedad, así como para determinar la presencia de hongos o parásitos dañinos”, explica Silvia.

 

El siguiente paso, que os contaremos en otro artículo, será la realización de pruebas de viabilidad y ensayos de germinación, previos a la conservación definitiva de muestras en el banco de semillas.

 

Si quieres saber más…

 

  • Bacchetta G., Bueno Sánchez A., Fenu G., Jiménez-Alfaro B., Mattana E., Piotto B. y Virevaire M. (Eds.) 2008. “Conservación ex situ de plantas silvestres. Principado de Asturias / La Caixa. 378 pp.
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  • Di Sacco, A.; Way, M.; León Lobos, P., Suárez Ballesteros, C. I., Díaz Rodriguez J. V. 2020. “Manual de recolección, procesamiento y conservación de semillas de plantas silvestres”. Royal Botanic Gardens, Kew e Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. DOI: 10.34885/175